Un corazón derretido en lágrimas,
desechado en un basurero,
que después de rodar y rodar,
encuentra otro igual.

Un ser informe,
hecho a base de latigazos de humillación,
que violentamente expresa cualquier sensación: un monstruo.

Un lamento inoportuno,
que se escapa en medio de algarabía.

Una rosa marchita,
que nadie apreció,
y que después de la belleza,
sigue esperando una mirada.

La tortura de un niño inválido,
en un acto de extrema ternura;
el niño dice llamarse Romance.

Un sofisticado odio,
que bordea peligrosamente entre lo insoportable y lo exquisito,
en una frase: en un gusto terrible;
una especie de desamor deseable o relación que duele,
porque no existe ilusión o posibilidad de corresponder: veo dos ojos y sólo un sentimiento.

Una estridente carcajada entre lágrimas,
que avergüenza,
porque es gustosa.

O una lágrima entre carcajadas,
que avergüenza,
porque es incontenible.

Por Miguel Amo

Facebook
Twitter
LinkedIn