El encuentro entre dos placeres opuestos

 Por Arturo Salazar

Dentro del BDSM existen dos facetas muy claras que pueden adoptar los participantes: dominantes o sumisos. Sin embargo, existe un tercer perfil que no siempre es entendido o valorado como debe ser: el switch.

En diversas ocasiones, muchos practicantes de BDSM que se jactan de ser sumamente profesionales y dedicados a este estilo de vida definen al ser switch como un practicante que no sabe qué es lo que quiere.

Para muchos este rol resulta conflictivo debido a que un practicante switch suele buscar satisfacer dos facetas que no pueden cubrir practicantes que sólo asumen un rol. Por un lado se cree que el switch no es capaz de entablar relaciones estables debido a esta dualidad y a que no pueden adentrarse profundamente en un rol definido; por otro lado, el manejo de los roles está determinado por su temperamento y estado de ánimo e, inclusive, por sus simples deseos de dominar o ser dominado. Aún así, no son sólo los únicos factores a considerar.

Sin embargo, el perfil switch es mucho más profundo e igual de fuerte e intenso que el ser sólo dominante o sumiso. Muchos dominantes que se presentan así, probaron en algún momento de su vida el rol opuesto -por lo que entienden cuáles son las necesidades que deben cubrir de cara a quien se encuentra en la parte sumisa- y, al final, definieron que les agrada más estar de un lado del escenario.

Los switches también sienten dolor, entienden y aceptan la entrega que pueden y quieren ofrecer y, del mismo modo, saben lo que pueden recibir y cómo es que lo quieren aceptar. Su visión es diversa y amplia, y adopta para su persona las cualidades, atributos, intereses y necesidades que más le atraigan para su perfil y persona.

Un practicante switch comprende las necesidades que busca cubrir al asumir el rol sumiso y, a su vez, es capaz de entender qué actitudes puede y debe adoptar como dominante. Busca satisfacer dos necesidades opuestas (tener control y perderlo, así como dar y recibir dolor -aunque esto último no es esencial-) que muchos practicantes sienten pero por diversas causas no ejercen. Esto no significa que todos puedan o deban definirse como switches pues existen personas que definitivamente están negadas a intercambiar posiciones (rasgo muy válido y respetable); sin embargo, muchos han tenido el interés o al menos la curiosidad de saber cómo se ve el BDSM desde la otra cara de la moneda.

Es importante resaltar que, como en todo, las prácticas y sesiones se definen por acuerdos establecidos previamente. En relaciones switches el cambio de poder se da del mismo modo. El intercambio de rol no se determina sólo por antojo del practicante ni representa una amenaza para una relación. Es preciso mencionar y aclarar que un practicante switch puede entablar una relación D/s (Dominación/sumisión) con una persona que sólo ejerza un rol (dominante o sumiso) y ejercer el segundo rol con otra u otras personas bajo los acuerdos mencionados.

Personalmente, puedo decir que como practicante switch mis necesidades son duales y que el perfil que manejo me permite adoptar lo mejor de mis facetas como dominante y sumiso. Esto me da un mejor entendimiento del medio BDSM así como de los alcances y placeres que puedo obtener al ejercer cualquiera de los roles. Al final, todo es cuestión de perspectiva.

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