Y después de todo… ¿Qué? ¿Cúando pierdes el interés en el BDSM?

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Hace un par de semanas, en la comunidad virtual de CalabozoMX, se me ocurrió lanzar una pregunta: ¿Alguna vez has perdido el interés de seguir en el mundo BDSM?

Vaya impresión que me llevé al mirar que varias personas han tenido esta sensación, y la raíz de la mayoría de las respuestas ha sido afirmativa, ya sea por malas experiencias o porque no han encontrado lo que están buscando.

Entrar en el mundo del BDSM no es fácil. Primero, porque muchos sentimos miedo o vergüenza de que se conozca nuestro gusto por estas prácticas alternativas y, segundo, porque pensamos que las cosas nos caerán del cielo o simplemente se darán más rápido de lo que en verdad es.

El aprendizaje dentro de estas prácticas no depende de nadie más que de uno mismo, pero en los últimos años las nuevas “generaciones” que se unen a las comunidades tienen ideas erróneas de ello, lo que conlleva al estado de frustración, al no conseguir pareja de juegos e incluso un Amo/a o sumisa/o permanente.

En mi caso, en todo el tiempo que llevo dentro de este mundo, también he sentido la necesidad de acelerar las cosas, y esto sólo me ha llevado a tener muy malos ratos y a elegir a personas que no son correctas y que sólo llegan a crear anclas dolorosas en la mente.

A veces, esa necesidad de sentir y de vivir lo que tanto buscamos nos hace cometer errores garrafales que a la larga tal vez nos sirven de experiencia, pero no precisamente las experiencias que desearíamos recordar. Y caemos en esa sensación de frustración que nos hace muchas veces pensar: ¿Qué hago aquí?

Muchos piensan que el mundo BDSM y el vainilla son diferentes, pero no es así; la única variante es la manera de disfrutar la interacción sexual o erótica, de ahí en fuera el entablar una relación como pareja o estable es completamente igual a la de la vida vainilla. Si en una relación normal el tener una relación estable conlleva tiempo, conocimiento mutuo, convivencia y, ¿por qué no?, empatía, en el BDSM es exactamente igual.

Los procesos que pasan cada uno de los participantes son necesarios, son- atreviéndome a usar mal la palabra- “protocolarios”, pues no creo que vayamos por la vida aceptando a la primera persona para hacerla nuestra pareja o nuestro compañero sexual simplemente porque pasó caminando por ahí.

La pérdida del interés en aquello que nos agrada, nos gusta y nos llena, sólo es una señal de que no somos pacientes, que somos en ocasiones incoherentes con lo que decimos, que somos incapaces y damos por hecho que no se debería continuar con algo que realmente sabes que no dejarás.

Habrá muchos que no continuarán y otros que seguirán en la búsqueda de una manera más madura, más centrada en lo que se quiere y a lo que se quiere llegar, y siendo consciente de que esto no será tan fácil y rápido en absoluto.

Y entonces, después de todo ello, me atrevería a preguntar de nuevo: ¿Dejarías el BDSM?

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