Sensato, Seguro, Consensuado y… ¿lo placentero?

Sensato, Seguro, Consensuado y Placentero

En una retrospectiva aparente, el año 1983 marca el debut del lema “Safe, sane and consensual” (Seguro, sano y consensuado), que luego se corrigió a “Sensato, Seguro y Consensuado” (SSC). Este lema fue introducido por David Stein en una declaración dirigida al Comité de la GMSMA (Gay Male S/M Activists), una de las principales organizaciones homo sadomasoquistas de esa época.

Stein subrayó que la gestación de este lema tuvo lugar en un momento crucial de su activismo, cuando buscaba desterrar el sadomasoquismo de las sombras y separarlo del sadomasoquismo abusivo. Años después, Stein admitiría que nunca imaginó que su frase se convertiría en un estandarte de la comunidad, generando desacuerdos y críticas porqué algunos lo considerarían limitante. Aclaró que el escrito en general buscaba mostrar el posicionamiento de GMSMA ante el sadomasoquismo consensual y, por lo tanto, debería entenderse como un lema incluyente capaz de abrazar cualquier grado de compromiso, ya sea como un estilo de vida total o como un juego ocasional.

Para muchos, incluyéndome, el concepto SSC trasciende la mera repetición de un lema; representa principios y valores éticos fundamentales que procuramos incorporar en nuestras prácticas.

Es crucial tener en cuenta que estos valores están guiados por un conjunto de ideas que facilitan la convivencia y el respeto por los derechos humanos. En este contexto, considero que la sensatez y el consenso se alinean fundamentalmente con el valor del respeto. La seguridad y el consenso demandan responsabilidad al tomar decisiones conscientes y ponderadas para garantizar la protección y sensación de seguridad de todas las personas involucradas. Además, se requiere empatía para lograr todo lo anterior.

En cuanto a considerarlos principios éticos, creo que el SSC establece pautas para un comportamiento “adecuado” y el uso informado y responsable de conocimientos específicos en la práctica.

Algunos practicantes interpretaron la frase como algo limitante e incluso que no abarcaba completamente el amplio abanico de experiencias dentro del sadomasoquismo. En respuesta a esta percepción, con el tiempo se acuñaron términos como RACK, PRICK y CCC, los cuales no abordaré en detalle, pero que intentaron ampliar o señalar otras opciones distintas al SSC. En mi perspectiva, los términos mencionados parecen redundantes al integrarse perfectamente dentro del marco del SSC.[i]

El surgimiento de las siglas BDSM en la década de los 90 tuvo como objetivo principal destacar de manera más marcada la distinción entre las prácticas de abuso de décadas anteriores y el sadomasoquismo consensuado. Este acontecimiento se materializó con la creación del acrónimo, que, abarcando todas las prácticas (Bondage, Dominación, Disciplina, Sadismo, Sumisión y Masoquismo) y adoptando el lema del SSC de los años 80, tomó un par de décadas para caracterizarse por un consenso de naturaleza horizontal.

Este consenso horizontal persigue el establecimiento de acuerdos que favorezcan y mantengan el bienestar de todas las personas implicadas en la vinculación. Por lo tanto, el consenso busca, sin lugar a dudas, propiciar la creación y la permanencia permanente del placer dentro de las experiencias BDSM.

Mi propuesta, desde hace un par de años, ha sido añadir la “P” al SSC, de manera que quede como SSCP. Esta “P” se refiere al Placer, que considero un valor y un principio esencial en el contexto actual del BDSM. Basándome en la idea de que el placer es la experiencia visceral o sensorial del bienestar en el cuerpo (Resnick, 1999c), es decir, el placer es la manifestación física del bienestar.

Si no hay placer individual y compartido, no estamos hablando de BDSM. Es una afirmación que empleo con frecuencia en los talleres que conduzco sobre este tema. Con esta expresión, busco hacer explícito algo que podría parecer obvio. Quiero dejar en claro que, al referirme al placer, no me limito únicamente a los placeres sexuales, como el coito y el orgasmo. Más bien, me refiero a todos los placeres que acompañan la existencia humana, tales como los emocionales, lúdicos, sensoriales, contemplativos e intelectuales, entre otros. Estos placeres están presentes, ya sea de manera individual o compartida, en las prácticas BDSM.

Podría interpretarse que, planteado de esta manera, el placer se convierte en un único fin a perseguir. Sin embargo, considero que, más que un destino a alcanzar, deberíamos concebirlo como un estado deseado. Después de todo, el placer propio y compartido puede ser un claro indicador de cuándo nuestras interacciones están convirtiéndose en abuso y violencia.

¿Debe estar siempre presente el placer en el BDSM? Para mí, la respuesta es SÍ. Aunque el placer es una sensación completamente individual, al menos dentro de las prácticas BDSM, se fundamenta en la seguridad, la sensatez y el consenso. Por lo tanto, ni siquiera cabe pensar en el placer en un contexto no consensual.

La idea de incorporar el placer de manera consciente a las prácticas es fascinante y, desde mi perspectiva, tiene un fundamento valioso. Al hacerlo, no solo se reconoce la importancia intrínseca del placer en las experiencias humanas, sino que también se eleva el nivel de conciencia y reflexión en torno a esta dimensión dentro de las prácticas.

En el contexto del BDSM, donde los principios como Sensato, Seguro y Consensuado (SSC) han sido fundamentales, la adición del placer (SSCP) resalta la idea de que el bienestar emocional, sensorial y físico es esencial. Incorporar conscientemente el placer implica una atención deliberada a las sensaciones, emociones y experiencias que generan gozo y satisfacción.

Al hacerlo, se va más allá de la mera observancia de la seguridad y el consenso, ampliando el enfoque hacia el disfrute y la conexión personal. Esto podría resultar en prácticas más enriquecedoras y significativas, donde el placer no se ve simplemente como un resultado, sino como un elemento integral que se busca y cultiva a lo largo de la experiencia.

Además, la consciencia del placer también puede fomentar una comunicación más abierta y honesta entre las partes involucradas, permitiendo la expresión de deseos, límites y preferencias de una manera más clara y positiva. Esto contribuiría a la construcción de relaciones BDSM más sólidas y satisfactorias, donde la atención al placer se convierte en un componente fundamental de la conexión entre los participantes.

En resumen, la incorporación consciente del placer a las prácticas BDSM no solo parece enriquecer la experiencia misma, sino que también promueve una comprensión más profunda de las necesidades individuales y colectivas, contribuyendo así a una vivencia más plena y satisfactoria en este ámbito.

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[i] Es importante señalar que, frente a esto, el propio autor del SSC ha aclarado que su lema no tenía la intención de ser restrictivo, sino simplemente de definir una frontera entre el sadomasoquismo consensual y el no consensual (que yo llamo criminal).

Bibliografía

1.     SSC. (s. f.). https://web.archive.org/web/20061004071108/http://www.albanypowerexchange.com/History/ssc.htm

2.     Principios,
G. C. (s. f.). Protocolos en el BDSM: SSC, RACK, RACSA, PRICK,CCC.   Golfxs con principios. http://www.golfxsconprincipios.com/lamoscacojonera/protocolos-en-el-bdsm-ssc-rack-racsa-prick-ccc/

3.     Resnick, S. (1999c). Reencontrar el placer.

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